Cómo será trabajar en la era del Metaverso
Tareas administrativas, desarrollo de prototipos, trabajos en equipo, negociaciones, comprar y vender… Todo esto se podrá llevar a cabo, en teoría, en el mundo del Metaverso.
Otros actividades laborales
Además de cualquier tarea de oficina, ¿qué otras tareas pueden mudarse al metaverso? Según Zuckerberg, prácticamente no hay límite en este sentido. Podríamos poner algunos casos factibles porque hoy ya se usan tecnologías dedicadas a la experiencia de usuario y la intervención en remoto: desde la monitorización y gestión de actividades industriales a partir de réplicas digitales —como la fábrica de BMW en Regensburg (Alemania)— hasta centros comerciales donde interactúan vendedores y clientes en tiempo real y en un universo digital.
También se puede incluir cualquier actividad que implique prototipado y diseño de objetos o servicios, así como cualquier mantenimiento y reparación de sistemas informáticos o maquinarias online o híbrida, es decir, presencial, pero con asistencia de planos digitales superpuestos a los objetos —realidad aumentada—. Con esa misma lógica, también se podrán realizar intervenciones médicas, servicios de teleasistencia o formación apoyada por realidades extendidas (virtual, aumentada y mixta). Incluso terapias psicológicas para tratar fobias mediante vivencias virtuales que angustian menos a los pacientes. El metaverso potenciaría esa capacidad con su sensación realista.
Hablamos de “la percepción psicológica de que se está realmente dentro de ese mundo”, como explica Raya. Por lo tanto, según la experta, lo que ocurre en el plano virtual lo asocias con el mundo físico y puede tener idénticos riesgos y consecuencias. Las buenas, pero también las malas, por ejemplo la posibilidad de delitos online como estafas, robos de dinero, agresiones psicológicas, usurpaciones de identidad o, en general, ciberataques que aprovechen una exposición de datos privados, tanto de personas como de actividades empresariales, a una escala sin precedentes.
Seguridad en el plano Meta
Una de las empreas punteras en este nuevo mundo tecnológico, Meta (matriz de Facebook), explicaba recientemente cómo será teletrabajar en un futuro muy próximo: Un chico joven entra en su despacho —una habitación de su casa— y se pone unas gafas normales que, además, son visores de realidad virtual. De repente se despliega a su alrededor un escenario 3D envolvente que replica la oficina física de su empresa, un estudio de arquitectura. Como él, sus compañeros están presentes en forma de avatares, aunque físicamente se encuentren en cualquier punto del planeta. Todos ellos, pueden trabajar de manera conjunta, situándose incluso en el interior de la maqueta 3D para ajustar los detalles del proyecto. Están dentro un gran gemelo digital de la vida cotidiana, el metaverso.
Todos los usuarios de este mundo paralelo pueden hacer casi todo lo que hacemos en este lado de la realidad: ocio y negocio, comprar y vender, trabajar y socializar, pero con las ventajas de inmediatez, ubicuidad, capacidad de servicio y, por lo tanto, productividad. Además, el plano metaverso y el plano físico no son espacios estancos sino híbridos, y su desarrollo se prevé extensísimo y revolucionario en lo laboral y en el consumo.
Según Bill Gates, las aplicaciones laborales del metaverso abrirán camino al resto y estrenarán prototipos operativos en dos o tres años. Esto implica investigación y miles de personas involucradas en su desarrollo. Meta pretende contratar nada menos que 10.000 profesionales en Europa en cinco años. Se trata de expertos en computación gráfica y en tecnologías de nuevo cuño, como blockchain o IoT, claves para que la experiencia en este “mundo digital paralelo” sea completamente inmersiva y permita a los usuarios realizar transacciones económicas, acuerdos y contratos de forma segura.
De hecho, la disponibilidad de este ejército de profesionales especializados, que no solo demandará la empresa de Mark Zuckerberg sino otras compañías tecnológicas, excede con mucho la oferta y podría ser un enorme cuello de botella, así lo advierte Laura Raya, directora de programas de postgrado del Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital.
Otro gran campo del meta-trabajo será la ciberseguridad pública y privada, indispensable para su uso masivo y por tanto rentable. Además de la disponibilidad de talento tecnológico e inversión para llevarlo a cabo, el gran reto del metaverso sería triple, según Raya:
- El salto tecnológico de aplicaciones y programas compatibles entre sí —por ejemplo, presentaciones power point ya en desarrollo—, dispositivos como las gafas virtuales, gráficos al nivel de película 3D y toda la capacidad de computación y conexión sin latencia (5G como mínimo).
- Que los avatares y su interacción repliquen de forma natural emociones, expresiones y gestos capaces de convencer a los usuarios.
- Aprobación de normativas y marcos de convivencia generales que hagan del Metaverso un lugar suficientemente seguro.
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