Las amenazas a la seguridad en 2023 y cómo pueden prepararse las empresas
Prosegur Research acaba de publicar su estudio "El mundo 2023", donde pasa revista a las tendencias con mayor impacto en la seguridad y aporta consejos para anticiparlas. La receta general consiste en recurrir al pensamiento sistémico y proactivo para crear redes de resiliencia contra la inestabilidad.
El mundo 2023 es un intento de aplicar la prospección analítica a los escenarios con los que muy probablemente vamos a encontrarnos en los próximos meses. Además de incluir un calendario con los principales eventos que influirán en la seguridad, el estudio aborda los riesgos sistémicos, es decir, “aquellos que impactan transversalmente en varios ámbitos y de forma amplificada”, explica José María Blanco, manager de Inteligencia y Prospectiva: desde el avance de los extremismos y la deriva autoritaria en numerosos países a las crisis económicas, el regreso de la geopolítica como factor dominante, además de las cadenas de suministro como objetivos, el bienestar físico, psicológico y social, el uso ilícito de la tecnología o los factores medio ambientales como la disputa por el agua.
La persistencia, el agravamiento o la complejidad creciente de algunos riesgos, la irrupción de otros como la guerra y las transformaciones económicas y tecnológicas que se llevan por delante sectores enteros “explican una mayor sensación de inseguridad ante una realidad aún más incierta, inestable y de crisis continuas, en lo que se denomina permacrisis”, apunta la responsable de Inteligencia y Prospectiva, Carmen Jordá. “El mar revuelto que nos ha tocado vivir genera olas de cambio que están arrasando aceleradamente con lo que creíamos existente y sabido”, añade el informe.
Además de incluir un calendario con los principales eventos que influirán en la seguridad, el estudio aborda los riesgos sistémicos.
Estas son algunas de las previsiones para este año, con tendencia a proyectarse en los siguientes:
- El aumento de la conflictividad también se alimenta de la manipulación de las conciencias a través de la avalancha de datos desordenados que aporta más desinformación (infoxicación) que claridad objetiva, y que solo puede contrarrestarse con formación en pensamiento crítico y seguridad. Los últimos meses de 2022, con un incremento muy significativo de las protestas en casi la totalidad de los continentes, han sido la antesala de un 2023 con más del 80% de los países del mundo con una inflación por encima del 6%.
- Una polarización social al alza con motivaciones muy diferentes que, combinada con crisis socioeconómicas o impactos ambientales, se traduce en conflictividad —según Moisés Naím, “el gran desafío de las sociedades está en su interior”—, migraciones forzadas o nuevos activismos y ciberactivismos centrados en lograr repercusión mediática. Blanco pone el ejemplo del activismo que reclama cambios en el sector energético mediante ataques contra museos, o reivindicaciones en el sector cárnico mediante performance; en este 2023 se esperan acciones disruptivas en este sentido.
- Estas y otras tendencias acentúan la fragmentación del poder cuyo vacío aprovechan otras organizaciones alternativas constituidas en Estados dentro de los Estados y con una capacidad criminal creciente. En paralelo, también avanza una gobernanza criminal capaz de socavar los cimientos de instituciones y sociedades. De hecho, tres cuartas partes de la población mundial vive en países con altos niveles de criminalidad. “Tenemos que considerarla como una multinacional del mal que diversifica sus actividades y modelos de negocio”, señala Blanco.
- Es previsible el aumento de ataques a cadenas logísticas, datos e infraestructuras digitales, así como el blanqueo y las extorsiones de tipo ransomware. También repuntan delitos ecológicos como la deforestación a través del tráfico de madera o la minería ilegal. La multinacional del crimen cuenta con una ventaja: su agilidad para incorporar innovaciones tecnológicas como el modelo crime as a service en la Dark Web (+ 300% desde 2017) o los drones.
- Por último, no son descartables nuevas sorpresas en forma de amenazas híbridas: desinformación, sabotajes y ataques a sectores e infraestructuras críticas, cyberwarfare, etc. Su materialización conllevará un impacto sistémico mayor de lo antes visto en diversos ámbitos.
¿Qué podemos hacer?
La precisión en el análisis de todos los riesgos posibles aspira a despertar la conciencia preventiva de instituciones y empresas. Blanco recuerda que esa visión realista no debería llevar al pesimismo paralizante porque, este momento de inestabilidad es la cara B de una sociedad global que vive el mejor momento de su historia en lo que respecta a avances económicos, educativos y sociales; se remita a algunos ejemplos aportados por Kiko Llaneras como que la población mundial con acceso a electricidad pasó del 83% al 91% entre 2010 y 2020, que desde 2000, los que completan la primaria en el mundo han pasado de ser el 82% a ser el 90% o que la mortalidad antes de los cinco años se redujo a la mitad entre 2000 y 2020, pasando del 7,5% al 3,6%.
El informe aconseja completar lo antes posible la transición hacia una nueva cultura de la seguridad integral e híbrida—que aborde lo físico, digital, reputacional, económico—, con organizaciones más colaborativas, flexibles y adaptativas en una red resiliente que garantice la continuidad de negocio. Las empresas e instituciones que asumen y fomentan esa cultura reciben una mayor confianza de los ciudadanos en busca de certezas.
Necesitamos observar las tendencias con una mirada sincera, analizar sus impactos con curiosidad y desarrollar la conciencia situacional (situational awareness). “Debemos reflexionar sobre el cambio para asumirlo y formar parte de él —añade Carmen Jordá—, estar despiertos ante las señales para saber interpretarlas no solo en términos de amenazas sino de oportunidad, pensar con antelación y mirar a los expertos que aportan puntos de vista diferentes a nuestro foco cotidiano para cambiar de planes rápido, con agilidad”. Esto no es una simple declaración de intenciones: Blanco recuerda que, en los pasados dos años, diferentes empresas e incluso Estados no solo han resistido con holgura a la yuxtaposición continua de crisis, sino que han salido fortalecidos.
“Desde Prosegur”, continúa el informe, “pensamos que la mentalidad de cambio requerirá, más que nunca, de valentía y diversidad como puntos de anclaje claves para navegar en este incierto pero apasionante 2023”.
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