Por qué debes aprender a utilizar gemelos digitales

Que los gemelos digitales crezcan a un ritmo casi imparable resultaría impensable sin el apogeo del internet de las cosas. Sin la interconexión digital de objetos cotidianos con internet. Así podemos conocer cómo puede ser la movilidad de una ciudad o si una pieza de un electrodoméstico toca modificarla antes de fabricarla masivamente. Y todo ello desde un ordenador que combina virtualmente variables, datos e información. Para comprender el alcance de este fenómeno, Transforma Insights cifra en 25.400 millones de dispositivos conectados para 2030 —cuando hoy en día rondamos los 8.700 millones—. “El gemelo digital facilita mucho la creación de modelos nuevos. Permite optimizar y simular procesos” sostiene Montes.

A tal grado de exactitud llegan estas réplicas que, sin ir más lejos, las centrales eléctricas cuentan con gemelos digitales para engañar a los ciberdelincuentes, redirigiendo sus ataques contra esta planta virtual en vez de la física. De acuerdo con el futuro descrito por la mayoría tanto de expertos como de estudios, resulta inminente la llegada de los gemelos digitales a todos los campos. Sin embargo, comienzan a surgir preguntas a las que toca responder en el corto y medio plazo. Chacón centra el debate en torno a los datos. ¿A quién pertenecen? ¿Cómo tratarlos? “Es un activo de la sociedad, pero estamos ante un asunto que todavía se encuentra en proceso de maduración”, responde.

Y pensando en los beneficios que aportan los gemelos digitales y su futuro, Montes apuesta por crearlos en el ámbito de la salud personal. Anticipar dolencias. Conocer la reacción de cada persona a un tratamiento médico. Reconoce que es un ámbito sensible, aunque la capacidad técnica ya existe. “El paradigma sería tener nuestro propio gemelo digital. Cada día entendemos más al cuerpo humano pese a que necesitamos una capacidad de cómputo y conocimiento para replicarlo muy potente. Aun así, el gemelo digital estará presente en cualquier ámbito de nuestra vida”, concluye.

Son réplicas virtuales de objetos, procesos y servicios, y se les conoce con el nombre de gemelos digitales. Se trata de unos espejos tecnológicos a través de los cuales es más sencillo anticipar un comportamiento o un rendimiento antes de llegar al mercado. Gracias al auge del internet de las cosas, esta serie de objetos y dispositivos conectados y equipados con sensores y software pueden transmitir y recibir información y, junto a la Inteligencia Artificial, transformar unos resultados en parámetros tangibles. Son capaces de aportar una ingente cantidad de datos en tiempo real desde el mundo virtual hacia la realidad física; y lo pueden hacer en cualquier sector, desde la sanidad a la automoción, pasando por la seguridad. Los gemelos digitales son una especie de laboratorio digital que, bien empleados, repercuten en la disminución de costes innecesarios y en la mejoría de los procesos productivos. A mayor cantidad de datos, más precisa será esta versión virtual.

En campos como la Fórmula 1, por ejemplo, los gemelos digitales son cruciales. Antes de saltar al monoplaza, las piezas y el propio diseño del coche se replican en un ordenador. “Una vez que conoces la realidad digital puedes hacer modelos sobre ella y predecir el comportamiento a futuro”, apunta Galo Montes, director de tecnología de HPE (Hewlett Packard Enterprise), que añade que estos entornos paralelos permiten conocer si una infraestructura cuenta con la resiliencia necesaria para su fabricación o incluso visualizar cómo sería el rendimiento de un proceso en la vida real. De acuerdo con la consultora Gartner, a finales de este año, cerca de la mitad de las empresas industriales empleará gemelos digitales, incrementando en un 10% su efectividad.

Aunque el término no se acuñó hasta 2012, la implantación de los gemelos digitales arrancó en los ochenta con la NASA. Después de la misión Apolo XIII, comenzó a realizar simulaciones sobre el comportamiento de las naves y los equipamientos con los que no existía una conexión física, para que todo fuera perfecto en las misiones y garantizar la integridad de sus astronautas. El término ha evolucionado a tal velocidad que lo mismo aparece en proyectos de urbanismo que en cualquier actividad relacionada con la química, la física o la biología.

Rolando Chacón, que lleva seis años trabajando con gemelos digitales y es profesor de la Escuela de Caminos de la UPC, tiene claro el aporte de esta tecnología: “El gemelo digital permite que en el ordenador veamos más variables. Vemos más que solo con nuestros ojos. Una sensorización adecuada enriquece el producto o servicio”. Un ejemplo que conoce a la perfección es el de la construcción de infraestructuras. Como explica, replicar un puente o un edificio en el ordenador le ayuda a predecir comportamientos anómalos, así como a comprender el funcionamiento de la maquinaria y los materiales. “Es una solución accesible tanto económica como técnicamente”, zanja.

Un estudio elaborado por Vector IT Group prevé que el crecimiento de gemelos digitales se multiplique por 10 en los próximos cuatro años, siendo especialmente relevante en los sectores de la electrónica, construcción y transporte. Una tendencia recogida también en el informe Industry 4.0 and the digital twin, de la consultora Deloitte. Destaca que los beneficios de esta innovación incluyen la prevención de tiempos de inactividad y la previsión de problemas (reduciendo el margen de error y los fallos), la posibilidad de planificar y simular nuevos productos o procesos (prediciendo los resultados), la capacidad de personalizar la producción según los requerimientos del cliente y, finalmente, desarrollar nuevas oportunidades de negocio.

 

Imposible sin hiperconectividad