Digitalización y fortalecimiento de la seguridad en los puertos de América Latina: una visión de futuro
La incorporación de tecnologías disruptivas y el incremento de la seguridad son el futuro inmediato de los puertos de América Latina. Prosegur Research ofrece una visión de conjunto sobre la evolución y los desafíos que plantean estas estructuras tan relevantes para la región.
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Las rutas del mar son las venas y las arterias por las que circula el grueso de la actividad económica mundial. Basta con constatar que entre el 80 y el 90% del comercio del planeta se realiza por vías marítimas. Acontecimientos recientes como el atasco masivo en el puerto de Shanghái que se produjo en primavera de 2022 o los ataques que ha recibido en el último año el puerto de Odesa han demostrado lo importante que resulta garantizar la seguridad y plena operatividad de estas infraestructuras clave.
La unidad de Inteligencia y Prospectiva de Prosegur Research acaba de presentar su informe Seguridad en infraestructuras portuarias de América Latina.
El informe parte de una serie de consideraciones sobre la situación global que Jurado nos resume en dos pinceladas: “Las ciudades con puerto son, cada vez más, nodos logísticos globales, ya que vivimos en un mundo mucho más interdependiente y con unas cadenas de suministro más deslocalizadas. Como fenómeno complementario, las rutas de transporte fluvial, que hasta ahora han sido minoritarias, tienen una fuerte expectativa de crecimiento que se verá potenciada en los próximos años por el deshielo de las áreas glaciares y el consiguiente aumento del caudal de los ríos navegables”.
Un crecimiento prometedor
Una vez realizada la visión de conjunto, el análisis “profundo y sistémico” de Prosegur Research se centra en lo que está ocurriendo en América Latina, donde crece el peso específico de “puertos tan modernos, bien cuidados e internacionalizados como los de Santos en Brasil, o Colón, en Panamá”. Otros, como los Guayaquil (Ecuador), Cartagena (Colombia), o El Callao (Perú), están creciendo, pero se enfrentan a corto o medio plazo a desafíos relacionados con su mantenimiento o el incremento de su capacidad y eficiencia.
Jurado destaca que los países latinoamericanos han realizado en los últimos años una fuerte inversión en sus infraestructuras marítimas: “Se están tomando muy en serio la oportunidad que representan y han asumido la necesidad de una profunda modernización que, entre otras cosas, incorpore las nuevas tecnologías de carga y descarga”. La prueba de que estos esfuerzos están dando sus frutos está en que, según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la actividad portuaria experimentó un fuerte crecimiento tras la COVID-19, recuperando muy pronto los niveles anteriores a la pandemia.
El ranking elaborado por CEPAL registraba ya en 2021 un incremento interanual de movimiento de contenedores superior al 7%. La zona portuaria panameña de Costa Caribe, que agrupa los puertos de Cristóbal Colón y Manzanillo, se situaba como la más activa de América Latina, con 4.915.975 unidades equivalentes de medida (TEU). El puerto de Santos se situaba en segunda posición superando también los 4 millones de TEU anuales, seguido por la zona Panamá Pacífico (puertos de Balboa y Rodman), Bahía de Cartagena, Manzanillo (México), El Callao, Guayaquil (Ecuador) y Kingston (Jamaica).
Razones para no bajar la guardia
Pero la parte sustancial del análisis de Prosegur Research se centra en los riesgos y amenazas que se ciernen sobre el sector en América Latina. Jurado insiste en que se trata “tanto de fenómenos concretos que ya se están produciendo como de motivos de alerta potencial que tal vez no impacten nunca, pero que no hay que perder de vista”. Los puertos, dado su carácter estratégico, resultan instalaciones “vulnerables”. Y eso hace que sea necesario protegerlos “de manera proactiva y previsora”.
Los riesgos identificados se dividen en cinco categorías: “políticos, sociales, tecnológicos, del entorno y de seguridad física”. Entre los primeros, explica Jurado, “hay que prestar mucha atención a cómo evolucionan las relaciones diplomáticas y de todo tipo entre países de la zona para anticiparse a posibles conflictos interestatales o cambios en las condiciones aduaneras”. También a la posibilidad de disturbios internos. Y a un aspecto que Jurado considera crucial: “Los puertos latinoamericanos son, cada vez más, un escenario preferente de la competencia comercial, y a otros niveles, entre los Estados Unidos y China”.
“Los puertos latinoamericanos se están digitalizando, lo que supone una oportunidad formidable, pero también puede crear nuevas brechas de seguridad en los sistemas”.
Empezando por los factores políticos y sociales, Prosegur Research se ha centrado en aspectos como “la conflictividad social y el previsible impacto de las huelgas de transportistas y estibadores”. También en la tendencia de los movimientos sociales a convertir los puertos en objetivo de sus acciones reivindicativas, con cortes de tráfico, protestas o bloqueos como el realizado en mayo de este año en el puerto mexicano de Veracruz por un grupo de transportistas. No hay que perder de vista tampoco que estas infraestructuras son vías de entrada para la migración clandestina, por lo que existe el riesgo de que se impongan “controles policiales o trabas burocráticas” que supongan un obstáculo para la actividad portuaria.
En lo tecnológico, “los puertos latinoamericanos se están digitalizando, lo que supone una oportunidad formidable, pero también puede crear nuevas brechas de seguridad en los sistemas”. La implementación de tecnología sobre infraestructuras vetustas o la falta de profesionales formados en el uso de tecnologías disruptivas son también desafíos, pero “países como México, Brasil y Chile están tomando medidas eficaces para paliarlos”. Estos dos últimos países son, por cierto, los de esta zona que mayor volumen de ciberataques han sufrido en los últimos años. El phising y las malas prácticas de los propios empleados (filtración de datos, participación en fraudes y otras acciones delictivas…) son las principales causas de incidentes digitales. CEPAL registra un incremento del 175% del número de ciberataques que han sufrido los puertos latinoamericanos en los últimos ocho años.
Desastres naturales y computación cuántica
En lo que al entorno se refiere, Jurado plantea que un reto importante es que los puertos se adapten cada vez mejor a desastres naturales frecuentes en la zona como las temporadas de lluvias de las zonas selváticas, las tormentas tropicales y huracanes o El Niño. Por último, el informe repasa de manera exhaustiva riesgos físicos como “la piratería (tanto en el transporte por tierra una vez alcanzados los puertos como por alta mar), los secuestros, el robo de carga, el contrabando, el vandalismo asociado a la hostilidad de colectivos como los indígenas en lugares como Ecuador, Perú o Chile y la presencia en esos entornos de redes de crimen organizado que cuentan, cada vez más, con medios sofisticados y apoyo tecnológico”.
De cara al futuro inmediato, el equipo de Prosegur Research señala que los puertos latinoamericanos van a seguir digitalizándose y van a incorporar a medio plazo “soluciones tecnológicas disruptivas “de la robótica al blockchain, los gemelos digitales o la computación cuánticas”. Con estos nuevos recursos incrementarán tanto su eficiencia como “su capacidad de respuesta a amenazas externas”. Por ejemplo, el informe considera “muy probable” que el uso de drones se generalice tanto en las tareas de carga y descarga de contenedores como en la vigilancia perimetral.
Dese el punto de vista geopolítico, la tendencia más importante es la consolidación de los puertos latinoamericanos como zonas estrategias, como evidencia la presencia china en los puertos latinoamericanos, que Prosegur Research relaciona con proyectos de tan largo alcance como la Nueva Ruta de la Seda. Estados Unidos pierde pie en la zona en detrimento de una República Popular China que es ya el principal socio comercial de países de la región como Brasil, China y Perú.