De Libra a Diem: qué está pasando con la moneda digital de Facebook
Tras la crisis de 2008 y el boom del bitcoin, la red social lanzó un proyecto de moneda digital dirigida a mercados emergentes con una estructura financiera tradicional más volátil.
El 18 de junio de 2019 Facebook presentaba, con cierta austeridad y el aspecto académico de un white paper, su proyecto más ambicioso en años: la moneda digital Libra. No era un proyecto exclusivo de la empresa creada por Mark Zuckerberg, sino una especie de joint venture liderada por Facebook, junto a otros 24 socios, algunos tan significativos como Visa, Uber o Mastercard. Libra se definía como “una moneda sencilla y global, y una infraestructura financiera capaz de empoderar a miles de millones de personas […] que permitirá la innovación responsable de los servicios financieros”.
El lanzamiento de Libra estaba previsto para 2020, pero pronto se vio que no iba a ser un camino sencillo. Hoy, dos años después del anuncio, la moneda digital, ahora rebautizada como Diem, sigue sin avanzar de forma decidida.¿Qué ha pasado?
De dónde nace la idea de Facebook
Con Libra, el consorcio liderado por Facebook no inventaba, realmente, nada nuevo. El objetivo era liderar un fenómeno emergente, el de las monedas digitales, con el matiz decisivo de que su intención era promover un proyecto privado, sin contar con las autoridades monetarias.
El consorcio Libra remaba con el viento a favor del fenómeno de las monedas descentralizadas. Los Estados tienen el monopolio de la emisión de la moneda legal desde la Edad Media, pero a partir de 2009, en plena resaca de la crisis financiera internacional, se abrió una pequeña grieta en el sistema: bitcoin. Facebook y sus asociados recogieron una década después ese guante, con el proyecto de una moneda digital que pudiese circular por plataformas tecnológicas tan masivas como las de la red social, con 2.853 millones de usuarios activos, según datos de la propia empresa. Su objetivo no sería tanto la población, plenamente bancarizada, del primer mundo, sino mercados emergentes, donde la estructura financiera tradicional no es tan fuerte y las monedas nacionales no tienen tanta estabilidad como en los países occidentales.
Respecto a la arquitectura del proyecto, Libra se concibe como una stablecoin basada en la tecnología blockchain. Las stablecoin son un tipo de moneda digital cuya cotización está ligada, en mayor o menor medida, a activos estables concretos, para mitigar la volatibilidad propia de las criptomonedas como bitcoin. En el caso de Libra, su circulación estaría respaldada por una bolsa de monedas emitidas por bancos centrales y otros activos financieros de solidez acreditada.
Tecnológica y conceptualmente, Libra parecía un proyecto sólido: había demanda y tecnológicamente era 100% asumible. Pero el consorcio, a la vista de los hechos, calculó mal los aspectos regulatorios y normativos y, sobre todo, la reacción de las autoridades monetarias y políticas.
Muy pronto mostraron sus reparos a Libra el presidente de la Reserva Federal y el Secretario del Tesoro estadounidense. En Europa, la reacción no fue más positiva. Todas esas autoridades coincidían en los riesgos para la privacidad de los usuarios, dado el historial polémico de Facebook en el control de los datos, así como en la posibilidad de utilizar Libra como herramienta para blanqueo de dinero e incluso financiación del terrorismo.
Así que apenas unas semanas después del lanzamiento, el consorcio tuvo que dar el primer paso atrás, aclarando que no se pondría en marcha hasta recibir las aprobaciones necesarias. Poco después, Libra sufrió la desbandada de algunos de sus socios, como Paypal, eBay, Visa y Mastercard.
El respaldo de otras monedas convencionales
Paralelamente, las propias autoridades monetarias iban ultimando el lanzamiento de sus propias monedas, una carrera que encabeza China con sus proyectos para el yuan digital. Porque, como decíamos antes, Facebook no estaba descubriendo nada nuevo. Y en medio de la carrera global por el dinero digital, las autoridades monetarias prefieren no ceder espacio a consorcios privados.
Dadas las dificultades y buscando vencer las reticencias de las autoridades, los socios de Libra –o Diem– ha ido retocando su proyecto, que ya no tiene su base regulatoria en Suiza, sino en Estados Unidos.
¿Saldrá adelante? Según la televisión estadounidense CNBC, a finales de año podría circular Diem, en piloto y exclusivamente en su versión ligada al dólar estadounidense. La idea inicial de que la moneda estuviese respaldada por una cesta de varias monedas convencionales parece haberse guardado en un cajón, y, tras la versión dólar, podrían lanzarse sucesivas versiones de Diem, apoyadas en distintas monedas fiduciarias, como el euro o la libra esterlina.
No es la ambiciosa revolución que prometía Libra, pero Facebook y el resto de las empresas del consorcio -Shopify, Uber, Lyft, Spotify…- no renuncian a tener su propia moneda digital.