Los criptoactivos se abren paso con contundencia en América Latina
2024 se perfila como el año de la consolidación para el sector de los criptoactivos, especialmente en Latinoamérica, uno de los ámbitos geográficos que más puede beneficiarse de su introducción como elemento diversificador de la actividad económica.
En noviembre de 2021, El Salvador dio un paso decisivo hacia la digitalización de su economía al convertirse en el primer país del mundo en convertir una criptodivisa, el bitcoin, en moneda de curso legal. El Gobierno salvadoreño invirtió en el proyecto una cantidad cercana a los 250 millones de dólares, 150 en la creación de un fideicomiso que hizo posible la conversión de del bitcoin en dólares y 107 en la compra de un total de 2.764 activos digitales.
Algo más de dos años después, las autoridades de la nación centroamericana aseguran que la inversión realizada en su día está ya en números negros y arrojaría, en caso de que optasen por vender, un beneficio superior a los 3,5 millones de dólares.
En opinión del profesor de Economía libanés Saifedean Ammous, autor de la obra de referencia “The Bitcoin Standard: The Decentralized Alternative to Central Baking”, resulta muy significativo que la inversión salvadoreña “se haya recuperado a muy buen ritmo tras casi dos años bajo el agua, porque políticos, economistas y organizaciones internacionales se apresuraron a tildarla de fracaso en cuanto los activos empezaron a bajar”.
Nuevas opciones, más recursos
Ammous considera que la apuesta por el bitcoin merece ser considerada como “una estrategia a largo plazo cuyo objetivo, más que el uso de la divisa que puedan estar haciendo ahora mismo los consumidores, es contribuir a la independencia económica del país y la solidez de su tesorería, ofreciendoun activo de reserva que va a seguir revalorizando con el tiempo y que cuenta con un fondo de liquidez global grande y creciente”.
Expertos como el inversor internacional Samson Sow consideran que la ruta ya transitada por El Salvador constituye un prometedor ejemplo para economías que como las latinoamericanas, aquejadas de una volatilidad financiera en muchos casos endémica que las criptomonedas podrían ayudar a mitigar.
Lo fundamental es asumir “que el bitcoin es dinero” y que puede coexistir de manera provechosa con otros medios de pago.
Sow destaca el impulso adquirido por este tipo de activos en países como Costa Rica, “donde cuenta con una comunidad ya muy grande y en constante crecimiento”, así como los planes de adopción total o parcial de divisas tecnológicas en los que están trabajando gobiernos como el de Gustavo Petro, en Colombia, o Javier Milei, en Argentina.
Para Samson, lo fundamental es asumir “que el bitcoin es dinero” y que puede coexistir de manera provechosa con otros medios de pago (empezando por el más prevalente en Latinoamérica, el efectivo) potenciando así el margen de maniobra de empresas, instituciones y particulares.
De Brasil a Uruguay, Chile o Perú
En opinión de Denise Cinelli, ejecutiva de CrytoMarket, el futuro a medio plazo de los criptoactivos en Latinoamérica “se ventila en la principal economía de la región, Brasil”. La undécima potencia económica mundial, un gigante de 214 millones de habitantes cuyo PIB supera los 1,8 billones de euros, está inmersa en un profundo cambio de marco regulatorio, impulsado por su Banco Central, que se prevé esté listo a mediados de 2024.
La reforma legislativa pretende aportar “claridad y plenas garantías” en una nación que ya se ha dotado, con la creación del DREX, de un equivalente digital de su propia moneda, el real, lo que permite “negociaciones internacionales sin variación de tipos de cambio”, algo de una extraordinaria importancia “dado el profundo efecto que la inestabilidad económica está teniendo en el comercio mundial”. En paralelo, sigue aumentando de manera muy significativa el número de brasileños que están invirtiendo en este activo, empezando por los considerados de referencia, bitcoin y Ethereum.
Cinelli destaca también que "sectores ajenos al financiero, como el inmobiliario o el comercio electrónico”, ya admiten pagos en criptodivisas. El informe de Chainanalysis Geografía de las criptomonedas 2023, sitúa a Brasil en el noveno puesto entre las economías más digitalizadas y virtualizadas del mundo, y señala que activos como bitcoin se han consolidado ya como valores refugio a los que acuden los inversores “para proteger su capital de la inversión.
Otros países en los que se están produciendo cambios legislativos de importante calado son Uruguay, que ya permite a las entidades financieras realizar sus operaciones con activos digitales; Chile, donde entra en vigor en febrero un nuevo reglamento de uso amparado por la Comisión del Mercado Financiero; y Perú, donde el uso generalizado de activos digitalizados contrasta aún con la falta de un marco regulatorio a la altura de las economías pioneras, aunque están previstos cambios a muy corto plazo.
El informe de Chainanalysis Geografía de las criptomonedas 2023, sitúa a Brasil en el noveno puesto entre las economías más digitalizadas y virtualizadas del mundo.
Esta consolidación institucional de los criptoactivos en América Latina hace que custodiarlos de manera adecuada sea hoy más importante que nunca. Prosegur Crypto, el servicio institucional de custodia de activos digitales de Prosegur Cash, acaba de anunciar la creación en Brasil de un cripto búnker, el segundo con el que va a contar la compañía tras el lanzamiento en 2021 del de Madrid.
Con esta nueva iniciativa Prosegur Crypto, avanza en su estrategia de expansión internacional. “El crypto bunker se convertirá en un importante centro de custodia de criptoactivos no solo para Brasil, sino para toda América Latina”, explica José Ángel Fernández, Executive Chairman de Prosegur Crypto y director corporativo de innovación de Prosegur Cash.
En opinión de Fernández, “A medida que el ámbito institucional de los criptoactivos en la región sigue experimentando un crecimiento rápido, impulsado por la implementación de marcos regulatorios, el crypto bunker se presenta como una combinación perfecta de seguridad física y protección digital para las instituciones financieras que deseen proporcionar servicios de custodia de criptoactivos a sus clientes”.